
Donde el té, los pasteles y el tema de la muerte coinciden en el mismo menú
¿Te sientes incómodo a la hora de preguntar qué es lo que deberías decir a alguien que está de luto? ¿Te has planteado alguna vez lo que ocurre con la muerte y si hay vida después de ella? ¿El término «muerte» te emociona, te ofende o crees que es un tema morboso?
Sean cuales sean tus respuestas, una cosa es cierta… nadie sabe realmente qué pasa después, pero lo que sabemos con absoluta certeza es que todos vamos a morir.
En un Death Cafe no hay un orden del día fijo ni expertos que den una cátedra sobre la muerte o la vida en el más allá. En su lugar, hay gente como tú y como yo a los que nos gusta charlar sobre aquello de lo que sabemos muy poco.
Lo que ocurre en un Death Cafe es sencillo. Después de la bienvenida por parte del o de la facilitadora (que soy yo), tienes la oportunidad de presentarte y compartir por qué has elegido asistir a este Death Cafe concretamente. Una vez que todos los y las participantes han expresado las razones por las que se encuentran ahí, se abre el espacio para preguntar, considerar, reflexionar, compartir y, sobre todo, escuchar.
He aquí algunos comentarios recibidos tras algunos Death Cafe:
¡El mejor zoom cafe hasta ahora! ¡Buena reunión como siempre y un grupo muy agradable! Muchas gracias de nuevo… mucho sobre lo que reflexionar. Quería decirte que me siento bastante mejor desde que asistí al Death Cafe y únicamente puedo achacarlo a que ya no me siento tan sola en mi proceso. Gracias Glynis, te lo agradezco de corazón, lo he disfrutado mucho, gracias por todo. Cada Death Cafe es completamente diferente y una gran experiencia, da mucho que pensar.
Desde que Jon Underwood inició los Death Cafe en 2011 se han convertido en un movimiento global. El Mallorca Death Cafe tuvo tu primer evento en diciembre de 2015 en un salón de té vegetariano y vegano local, el escenario perfecto para la ocasión. Desde entonces, se han podido disfrutar de Death Cafes de forma regular en toda la isla. En 2019 la red aumentó y se crearon más grupos en cada una de las Islas Baleares.
Durante la pandemia, el Mallorca Death Cafe se adaptó al mundo virtual y empezó a ofrecer sesiones semanales durante el estado de alarma y la posterior cuarentena. Los que se celebraron en inglés fueron muy internacionales, con asistentes de Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda, Portugal y España. Los celebrados en español atrajeron a facilitadores y facilitadoras de toda la geografía española, de norte a sur, Islas Canarias incluidas, que trabajan conjuntamente para que la conversación sobre la muerte, todavía tan tabú, llegue a más personas.
El difunto Jon Underwood tenía una visión clara: reunir a la sociedad en un entorno relajado con té, pasteles y la oportunidad de disfrutar de una conversación sincera y sin juicios. Mientras el mundo lucha contra una pandemia, algo que nadie había experimentado nunca, quizás lo mejor que podemos hacer es permitirnos el espacio para dar sentido a la muerte.
Gracias a Jon Underwood, los Death Cafes son ahora un movimiento global. Siempre han sido gratuitos, el único coste es el precio de los propios refrescos. La COVID-19 ha supuesto nuevos retos, pero el paso a lo virtual permitió al Mallorca Death Cafe llegar a más personas en todo el mundo. El Mallorca Death Cafe utiliza la plataforma Zoom y mantiene grupos pequeños, de no más de doce participantes por sesión, con eventos en inglés y en español.
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Un plan de voluntades anticipadas puede suponer la diferencia entre un futuro en el que tomes todas las decisiones importantes sobre el final de tu vida, y en el que las tomen otros por ti.

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